La Ejecución de Labán por mano de Nefi

Nefi intentando entender por qué debía matar a Labán

El Libro de Mormón comienza con un relato que cautiva al lector, como es la muerte de Labán por la propia mano de Nefi. Este relato atrae por lo difícil que le resulta a Nefi seguir las instrucciones del Espíritu que le manda matar a Labán. Aumenta la dificultad para entender estos sucesos al meditar de qué forma o cómo el Espíritu puede mandar a quitar la vida a otra persona. Las respuestas son variadas, desde que lo que Dios manda siempre es correcto hasta que era el precio que se debía pagar por la obtención de las planchas de bronce. Afortunadamente no existe sólo una respuesta correcta, siendo posible que se la alternativa “todas las anteriores”.

Me interesa considerar una posible respuesta a esta situación al considerar que más que un asesinato cometido por Nefi, es más bien una ejecución, según lo muestra el Libro de Mormón. En las dos oportunidades anteriores en que los hijos de Lehi procuraron la obtención de las planchas, Labán infringe la estricta ley de Moisés de forma muy grave.

Primer intento de la obtención de las planchas de bronce

Lamán le propone a Labán que le entregue las planchas de bronce simplemente, a lo cual Labán en todo su derecho se podía negar, pero actuó muy violentamente tratando de “ladrón” a Lamán e indicando que por tal motivo lo iba a matar.

“Y he aquí, aconteció que Labán se llenó de ira y lo echó de su presencia; y no quiso que él tuviera los anales. Por tanto, le dijo: He aquí, tú eres un ladrón, y te voy a matar” (1 Nefi 3:13).

Primera Falta: Falsa Acusación

Labán debía conocer la ley de Moisés, y la norma en Deuteronomio 19:18-19

“Y los jueces inquirirán bien, y si resulta ser falso aquel testigo que testificó falsamente contra su hermano, entonces le haréis a él como él pensó hacer a su hermano. Así quitarás el mal de en medio de ti.”

Por tanto, esta actuación llena de ira de Labán lo impulsó a faltar a la Ley de tal forma que dio una acusación falsa con el deseo de matar a aquel que acusaba de ladrón, por lo cual le hubiese correspondido ser ejecutado por esta falta.

Segunda Falta: Robo

En el segundo intento van los hermanos con los objetos valiosos que reunieron al volver a su casa para pretender un trueque a Labán por las planchas de Bronce.

“Y aconteció que cuando Labán vio nuestros bienes, y que eran grandes en extremo, él los codició; por lo que nos echó fuera y mandó a sus siervos que nos mataran, a fin de apoderarse de nuestros bienes”(1 Nefi 3:25).

La ley judía, como todas, separa el hurto del robo, por la violencia que está presente en el robo, siendo el hurto de carácter más silencioso y discreto.

“Pero si engendra hijo violento, derramador de sangre, y que hace cualquiera de estas cosas (aunque el padre no ha hecho ninguna de estas cosas), y también come sobre los montes, y viola a la esposa de su prójimo, oprime al pobre y al menesteroso, comete robos, no devuelve la prenda, y alza sus ojos hacia los ídolos, y hace abominación, presta con usura y cobra interés, ¿vivirá éste? No vivirá. Todas estas abominaciones hizo; ciertamente morirá; su sangre será sobre él”(Ezequiel 18:10-13).

Labán practicó esta forma de robo al obligar huir a Nefi y sus hermanos dejando atrás sus riquezas, el Libro de Mormón nos dice:

“Sucedió, pues, que huimos delante de los siervos de Labán, y nos vimos obligados a abandonar nuestros bienes, que cayeron en manos de Labán” (1 Nefi 3:26).
Con esta actuación malévola de Labán selló su triste destino.

Tercera Falta: Intento de homicidio

Fueron dos los intentos de homicidio cometidos por Labán. El primero fue hacia Lamán a quien le dijo “te voy a matar” (1 Nefi 3:13), posiblemente lo intentó con sus propias manos, pero Lamán pudo milagrosamente huir de su peligro. El segundo intento fue cuando mandó a sus hombres matar a Nefi y a sus hermanos cometiendo un asesinato múltiple, siendo el responsable el mismo Labán de estos homicidios.

Al observar el temperamento de Labán, con la forma en que utilizaba su poder y sus siervos, la prontitud en actuar para quedarse con las riquezas de la familia de Lehi, uno podría especular sin equivocarse que posiblemente Labán tenía un historial muy turbio de crímenes y homicidios por los cuales no fue juzgado por la corrupción en Jerusalén, lo que impulsó a actuar de una forma tan violenta sabiendo que esta vez sus crímenes también quedarían impunes.

Conclusión

Aunque Nefi no juzgó a Labán por la ley de Moisés, sí supo, por el Espíritu, cual era el veredicto divino por los actos de Labán. Nefi, sin ser un levita o alguien que ejecutara la ley, sabía que era Dios que lo estaba llamando a ejecutar su voluntad: ejecutar a un triple violador de leyes graves de la Ley de Moisés, a alguien que levantaba falsas acusaciones para dar muerte; a un Ladrón, y a un asesino.

Ver:

Roberto

estudiosud.blogspot.com

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